miércoles, 17 de marzo de 2010

► Ellos y la tapa del inodoro

Tengo la teoría de que los hombres y la tapa del inodoro tienen un secreto vínculo emocional. No es una simple casualidad, un lapsus, un error, dejar la tapa baja.

Con respecto a este tema, podemos sugerir dos categorías de orden cotidiano. El que no sube la tapa del inodoro, y él que sí la sube, aunque ninguno de los dos está de acuerdo con su existencia.

El que no sube la tapa del inodoro es de la peor calaña de persona. Así como es con ella, la tapa, es con todos: hombres y mujeres. Es un egoísta, en todos los órdenes de la vida: en un viaje en tren, en subte, en su trabajo, en la cama con una mujer.

El que no sube la tapa del inodoro, secretamente está enojado con su madre. Su madre tenía un amante, se casó otra vez, empezó una carrera universitaria y dejó de prestarle atención, dejó de cocinar su comida preferida, o sencillamente el hombre en cuestión aún no puede asimilar el nacimiento de su hermanito aunque hayan pasado treinta años. Tal vez, y esta es la peor hipótesis, por accidente vio a su madre teniendo sexo con su padre.

Pero por el bien de la civilización, está la otra categoría. Los que suben la tapa del inodoro. Este perfil es mucho mejor. Al menos intentan relacionarse. Ceden un poco, lo necesario, lo que hay que ceder, y no tienen el instinto machote de mear el territorio. Al menos no todo el tiempo. Aprendieron la lección de mamá y tienen una relación sana con ella. Saben que se acuesta con papá, pero tratan de no pensar demasiado en ello.

Finalmente, hay una clase de hombre diferente a estas dos. El que sube la tapa y después la baja, como tiene que ser, por el bien de su damisela. De esta clase no se tiene información hace varios siglos. Se sabe que existía en la antigua Grecia y que tomaba el té con Zeus.

Esta especie de semidios o se ha declarado extinto o es una raza de hombre mitológica.

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